Sunday, August 16, 2009

Geografía del recuerdo

(escrito el 5 de julio con un boli robado en l'Alliance Française de Bruselas)




Las casas son estrechas y altas y los jardines pequeños e inundados. Una selva prehistórica invade las primaveras y las largas largas largas ramas de los árboles parecen rendirse en Breda todos los inviernos. El caos invade las rutinas, diferentes según el día de la semana, y un otoño largo y sigiloso acaba por calarte hasta los huesos cuando cumple el quinto mes.
Nadie entiende nada, pero todos hacen como si, y saben que, en realidad, ese país tan pequeño no existe, y hace aguas. Pero los belgas disfrutan con el agua al cuello, y les gusta presumir de aquella vez en que su cerveza fue la mejor del mundo.


En la foto, un nudo de cables en el tranvía de la costa. En Knokke.