Y, tras cinco años de Ciencias Políticas y un año de preparación opositoril, esto es lo mejor de lo que soy capaz.
Los años pasan, y la solución del conflicto
palestino-israelí sigue pareciendo imposible. Incluso hoy, cuando todos los
ojos y preocupaciones están puestos en la recuperación económica, la realidad
nos demuestra una vez más que el sometimiento por la fuerza no es una solución
a largo plazo y resuenan las palabras de Miguel de Unamuno cuando dijo aquello
de "venceréis porque tenéis fuerza bruta; pero no convenceréis, porque
convencer significa persuadir. Y para persuadir os faltan dos cosas que no tenéis:
razón y derecho en la lucha."
En estos 64 años de existencia del Estado de Israel, ambos
bandos han querido armarse de razones con las que convencer a la Comunidad
Internacional, mientras hacían valer esas razones por medio de la fuerza bruta
en el interior del territorio de Israel y Palestina. Ciertamente, han
encontrado apoyos, a costa de mostrarse como víctimas de la violencia
irracional del otro bando; lo que, de acuerdo con los postulados del Profesor
Bichara Khader, no ha contribuido a avanzar hacia una solución, sino que ha
producido un enquistamiento en las posiciones de unos y otros, que parecen
"empeñados en defender la honra de sus muertos, olvidándose del
futuro".
Sin embargo, la situación podría estar cambiando, la lucha
de poder en el interior de los territorios palestinos y a su vez dentro de
Hamás, unidos a los cambios acontecidos en la Comunidad Internacional en los
dos últimos años podrían significar la apertura de nuevos caminos hacia una
solución negociada al conflicto. Pero ello depende de los pasos dados por
uno y otro bando y de los apoyos más o menos explícitos que encuentren en la
sociedad internacional.
La situación de Hamás ha cambiado mucho en este último año
y asistimos ahora a una recomposición en las estructuras de poder. Fundada por
Shekih Ahmed Yassin como seguidora de los Hermanos Musulmanes en 1987, Hamás se
ha caracterizado dentro del citado movimiento por no seguir la estrategia de la
no-violencia, lo que hizo que en 1997 Estados Unidos pasaran a incluirla dentro
del listado de organizaciones terroristas. Sin embargo, algo parece estar
cambiando en Hamás, como lo demuestra su oposición mantenida al régimen de
Bachar el Ashad, que a su vez ha significado un alejamiento de Siria e Irán. La
cuestión no es baladí, puesto que ha provocado de un lado, la dispersión
de la organización, dificultando su control, y de otro, fuertes pérdidas en sus
fuentes de financiación, que se estiman en 23 millones de dólares.
La pérdida de presupuesto, la oposición a un régimen en
base a la violencia que ejerce y el resultado de las elecciones tras las
diferentes primaveras árabes, parecían llevar a la organización a un
replanteamiento de sus posiciones entorno a la violencia. Pero el lanzamiento
de misiles no ha cesado; aunque podríamos encontrarnos ante algo más que una
demostración de fuerza; podría tratarse, más allá del ataque a Israel, de una
estrategia dentro de la lucha de poder en el interior de Palestina, y de Hamás
en particular.
El bloqueo al que Israel y Estados Unidos han sometido a la
Franja de Gaza desde que Hamás se hiciera con el poder en 2006, ha contribuido
al fortalecimiento de la organización, y a una red de apoyo creciente entre la
sociedad, visto que la Autoridad Oficial Palestina, gobernada por Mahmud Abbas,
se ha mostrado incapaz de hacer llegar al territorio los servicios básicos,
deficiencias suplidas en parte por la red asistencial que Hamás ha desplegado.
Además, de acuerdo con las encuestas llevadas a cabo por el Observatorio de
Opinión Israelí, existe una tendencia al alza en ese apoyo social en los
periodos en los que se recrudecen los ataques desde Israel. Por lo tanto, no
parece del todo descabellado que los militantes de Hamás en Gaza, liderados por
Ismail Haniya hayan entendido el lanzamiento de misiles sobre Tel Aviv más como
una oportunidad política que como una afrenta a Israel, en un momento en el que
Jaled Meshal ha anunciado que quiere abandonar el puesto de líder de Hamás y el
liderazgo está disputado entre Haniya en Gaza y Abu Marzuk en El Cairo.
Al fin y al cabo, a pesar de sus métodos violentos, no se
debe equiparar a Hamás, que tiene un objetivo político concreto y es "hija
de la Historia", en palabras de Bichara Khader, con otras organizaciones
terroristas como Al Qaeda, cuyo uso de la violencia es indiscriminado. De
hecho, se ha observado cierto giro en las posiciones de países occidentales,
que han pasado de ver a Hamás como un obstáculo al proceso de paz a verlo como
una pieza necesaria en la solución del conflicto a largo plazo.
A ello sin duda ha contribuido el acuerdo firmado por Al
Fatah y Hamás en 2011, con motivo del cual Haniya reconoció que ambas
organizaciones tienen un objetivo común, la constitución de un Estado palestino
respetando las fronteras de 1967; declaraciones que suponen un giro copernicano
en las posiciones de Hamás, al reconocer implícitamente por primera vez el
derecho a la existencia de Israel. Este acuerdo no es sino uno más de los
efectos de las primaveras árabes, como lo es el apoyo del Egipto de Morsi. Ahora
bien, las posiciones de Al Fatah y Hamás distan de ser similares y ambos
aquejan además una pérdida creciente de popularidad entre la población. Así las
cosas, la constitución de un Gobierno de unidad nacional, como ha propuesto
Egipto, sería la mejor solución posible; dado que aunaría fuerzas y
previsiblemente aumentaría los niveles de legitimidad, que a Hamás le resta el
uso de la violencia y a Al Fatah la falta de contundencia en las muestras
públicas de solidaridad con la franja de Gaza que han llevado a que Abbas sea
acusado entre los palestinos de "colaboracionismo" con Israel.
Además, este Gobierno de unidad nacional, significaría que ambas organizaciones
contarían con la legitimidad y personalidad necesaria para negociar los
tratados de paz, personalidad que hoy por hoy sólo tiene la Autoridad Oficial
Palestina, reconocida internacionalmente, y gobernada por Al Fatah.
Por lo tanto, el objetivo de Israel del fin del liderazgo
de Hamás no es alcanzable y hasta podría ser desaconsejable, teniendo en
cuenta que desde la Operación Hierro Fundido de 2008, la oposición a Hamás
alimentada por el aislamiento en la Franja de Gaza ha venido desde posiciones
cada vez más radicales. La estrategia más aconsejable, sería la de reforzar la
posición de Hamás en la Franja de Gaza y la idea de ese Gobierno de unidad
nacional para el conjunto de los territorios palestinos, garantizando, eso sí,
el cese de la actividad violenta. Hay que decir, además, que si bien es cierto
que la negociación con Hamás sólo es posible si reconoce la solución de los dos
Estados; el partido de Benjamin Netanyahu debería también reconocer
oficialmente esa solución, un paso que no ha dado hasta el momento.
Desde la Comunidad Internacional, resultaría conveniente
fortalecer ese reconocimiento entre las partes, puesto que es la única
forma de que exista un diálogo real que lleve a una solución a largo plazo; y
esa Comunidad Internacional tiene una oportunidad de oro en el reconocimiento
de Palestina como Estado observador en la Asamblea General de las Naciones
Unidas.
Ese reconocimiento supondría el impulso definitivo a la
solución de dos Estados propuesta en la Hoja de Ruta de 2002 por el Cuarteto de
Estados Unidos, Rusia, Naciones Unidas y Unión Europea; a la vez,
significaría una mejor en la percepción de Occidente dentro de Palestina,
al dejar de ser Israel la "eterna víctima", tomando prestada la
expresión del judío Derek Cohen; consiguiéndose así la igualdad, aunque sólo
fuera jurídica entre las partes.
Por supuesto, el reconocimiento no supone el fin del
problema, y el objetivo, a la vez último e inmediato, es el fin de la violencia
en la región, de forma duradera. Y la única forma de construir esa paz es
entendiendo que ambas partes tienen igual derecho a ella.
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N. B. : el
presente texto está originalmente pensado como comentario de texto que defender
en un examen ante un sesudo tribunal. Y es una opinión personal, influida por
los textos leídos en Foreign Policy, El País y Newsweek, así como por la enorme
suerte de haber tenido a Bichara Khader como profesor durante el curso 2008-2009
1 comment:
Me parece que ya leí este texto y deje un comentario, es más me parece recordar que había algún texto posterior, ¿lo he soñado?
El único problema que veo a lo que planteas es que obligaría a los interesados a actuar con lógica. Reconocerse mutuamente y empezar desde cero, y hay demasiados intereses de gente que vive creando conflictos para que eso no sea así. Demasiados intereses en crear la necesidad de una guerra perpetua y sin cuartel.
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