Tuesday, August 28, 2012

Recuerdo

"Oh, poets are dull boys, most of them, but not especially fiendish."
Spellbound, A. Hitchcock (1945)

Nos educan dibujando líneas temporales, con destino en el progreso. Nos educan para que los cuentos tengan final feliz, y no dejemos nada nunca inacabado. Nos educan en un presente continuo, en el que el pasado es una anécdota y el futuro es siempre una promesa.

Y mis días sin embargo son un ovillo de pensamientos, de imágenes que pasan por el corazón y le dan cuerda. Y otro tipo de cursiladas que he ido recopilando a lo largo de los años.

Hoy, por ejemplo, estaba segura de haberme comprado unas merceditas de charol, en la zapatería del columpio, en la calle de las zapaterías. Pero nada de eso ha pasado hoy, porque hoy me he pasado el día entero tapando con el dedo el año de mi carnet de identidad en el aeropuerto, antes de hacer mi último viaje de negocios, porque soy una mujer importante, que trabaja en un sitio importante, y nada es importante si no requiere horas de avión to get it done. Hoy he estado en mi funeral. Y había mucha gente, muchísima gente que no conozco. Era un funeral solemne, con todos de negro, y una chica guapísima con gafas de sol y velo. Y a mí no me pegan nada esas cosas, así que debo habérselo robado a alguien. Es una manía que tengo, esta de robar vidas. Pero no lo hago matando, lo hago imaginando.

Imagino y recuerdo constantemente. Y al final todo se mezcla. Pero siempre quedan posos. Y leo mi futuro, que siempre es negro, pero siempre es mejor que el presente.

No les preguntes a mis vecinos de enfrente, ellos no lo entienden. Saben que no echo las persianas cuando es verano, y me han visto bailar, tender la ropa, barrer la casa, hacer pollo asado, mirar el reloj, saber que has llegado tarde. Me han visto gritarte por teléfono que ya está bien, que sí o no, que blanco o negro pero que este sí pero no no puede ser, porque yo tengo grandes planes para mi vida que no incluyen a un gilipollas como tú mareando la perdiz. Me han visto llegar de la calle con una botella de Whisky y un paquete de tabaco, y sentarme a perder el día.

Pero no me han visto perdonarte, entender que a veces sí y otras no, que los niños con los que he jugado hoy en un chalet a las afueras quizás sean nuestros, quizás de otros, tal vez no existan. No nos han visto sonriendo  junto al mar, satisfechos por haber cumplido al menos ese plan. Un futuro entre tantos. No me han visto a mí sola en un país de nombre impronunciable, mojándome los pies, los pantalones, la vida, en medio de un tifón. No me han visto con otro, y sin embargo, casi seguro, irán corriendo a contártelo, que llevo una vida insana, que no te convengo, que tengo la cabeza llena de pájaros, que estás mejor con otra, con otra cualquiera.

Porque, por qué elegir, si lo quiero todo.

Monday, August 20, 2012

Tengo un blog, y lo uso para estas chorradas.

En la vida hay muchas clases de personas. Hay infinitas clases de personas. Fundamentalmente, porque todo depende de cómo quieras mirar a las personas para que te salgan las clases que tú quieras. Hay tantas clases de personas que es absurdo querer clasificarlas. Así que, básicamente, hay dos tipos de personas: las que todo lo clasifican "mi mejor amigo", "mi peor enemigo", "mi ser más querido", "mi favorito". Y las que creemos que todas las clases anteriores pueden aplicarse y borrarse de la misma persona según el momento, el contexto y el pronto con el que te despiertes esa mañana.

PD: He leído "Libertad" de Jonathan Franzen, y me ha gustado. He leído "Jezabel" de Irène Nemirowsky, y, aunque creo que está mejor escrito que el anterior, no me ha gustado tanto y estoy leyendo "El lector de Julio Verne" de Almudena Grandes. Todo apunta a que el postre va a ser lo mejor de este atracón estival de lectura, incluso aunque no sea el mejor de los tres libros.

Sunday, August 05, 2012

Adiós, Chamana.

Una tiene identidades cruzadas. A veces se encuentra pensando  que nació en Madrid, porque es lo más natural del mundo, otras poniendo chile en las lentejas.

Algo así pasa con Chavela, que no es mexicana sino costarricense. Si es que donde naces de verdad define qué eres. No era.

Chavela, que deja de ser, es en realidad muchas cosas en mi imaginario personal. Es tu letra (y no pienso desvelar de quién) negra y pequeña en un CD grabado hace vete tú a saber cuántos años. Cuando tú eras. Es mi madre cosiendo de noche en el salón, o leyendo, o fumando el cigarrillo de después de comer, agarrando la taza y mirando la Sierra al fondo de la ventana.

Chavela, sin quererlo, es un viaje sin precio a una casa de las Lomas de Chapultepec en el D.F. y el color melocotón de las paredes, y los colibríes acercándose a tomar agua de los goteros en las ventanas. Es el Popocatepetl escondido al fondo de la ventana.

Chavela fue entender que se puede llorar de sólo escuchar música, y algún que otro paisaje de los Picos de Europa. Chavela es también la música que poner cuando sólo se quiere llorar acurrucada en el sofá con la manta verde de cuadros, de lana cien por cien escocesa.

Es además, claro está, una mujer luchadora. De esas que siempre son, porque nunca mueren. Vestida de indio, cantándole a Macorina, bebiendo tequila. Es esa gata valiente con piel de tigre y voz de rayo de luna llena a través de la que llegué a Los Secretos. Y todo lo demás.


Y es egoísta estar triste porque alguien de 93 años se ha muerto, en Cuernavaca. Porque llegó a Cuernavaca, porque no tiene miedo a la muerte.

Friday, August 03, 2012

Observaciones

A veces la vida supera a las novelas.