Saturday, January 28, 2012

Eres de esas personas con las que sé que no hace falta decir "te necesito".

Tuesday, January 24, 2012

Magnicida

"No te jode, si lo nuestro hubiera acabado en el beso, también nosotros tendríamos final feliz. Pero las películas acaban al principio."
Y vele a otra con los idus llenos de buenos augurios. Aunque no sea marzo.

Thursday, January 19, 2012

Luriezo o Palacio.

Cuando yo no tenía pueblo, tú me diste uno. Fuiste un refugio en el que encontrar duendes, y tener una niñez de las de antes, de las de los libros.

Me diste olor a chimenea, nueces de nogal, pastoreo y veranos lluviosos. Lagartijas al sol. Me diste noches de Perseidas, un lápiz y un papel para escribir. Me diste un nombre, me diste un chándal.

Todas las aventuras que pudiera imaginar.

Y te estaré eternamente agradecida, porque nos queda eso:
la eternidad.

Beatus ille.

Tuesday, January 17, 2012

It's blue Monday and I've had a red day.

Monday, January 16, 2012

Pues ha muerto Fraga, y no ha habido juicio. Qué lástima no creer en Dios.

Sunday, January 08, 2012

Algún día os contaré por qué/ién

Y ahí estaba yo, queriendo andar más deprisa. Toda la gente en esta ciudad parece querer andar más deprisa. ¡Que lo hagan, joder! Nunca me han gustado los atascos, ni siquiera cuando estoy volviendo de vacaciones. Pero ese día tenía una razón para querer andar más deprisa. 

La calle llena de gente, de chicas perfectas con gafas de sol y melenas con mechas, algún que otro turista a pesar de las horas, el mendigo en la puerta de la pastelería, las campanas repicando y nadie entrando en misa. Estaban los coches de Policía apostados a la puerta del juzgado, las parejas que salían casadas, las que entraban a la gresca y salían contentas de que por fin todo hubiera terminado. Había algún que otro autobús urbano, hombres con corbata y mujeres en tacones. No había ni teatros ni luces de neón y hacía demasiado calor para llevar una bufanda tan gorda, o eso me parecía a mí.

Por fin alcancé la boca del Metro, me precipité escaleras abajo y me choqué contra el torno, que un instante después ya había cedido. Me dejé caer hasta el andén, esperé los dos minutos que marcaba el cronómetro, subí a un vagón que ya iba lleno y me empecé a morder las uñas. No iba a llegar a tiempo. Fui mirando el reloj de un señor de esos que van con sombrero, me mordía las uñas, el señor me miraba de reojo, yo sonreía y miraba hacia otro lado, para un microsegundo después volver a tener la mirada fija en esa esfera blanca y plateada.