Sunday, January 08, 2012

Algún día os contaré por qué/ién

Y ahí estaba yo, queriendo andar más deprisa. Toda la gente en esta ciudad parece querer andar más deprisa. ¡Que lo hagan, joder! Nunca me han gustado los atascos, ni siquiera cuando estoy volviendo de vacaciones. Pero ese día tenía una razón para querer andar más deprisa. 

La calle llena de gente, de chicas perfectas con gafas de sol y melenas con mechas, algún que otro turista a pesar de las horas, el mendigo en la puerta de la pastelería, las campanas repicando y nadie entrando en misa. Estaban los coches de Policía apostados a la puerta del juzgado, las parejas que salían casadas, las que entraban a la gresca y salían contentas de que por fin todo hubiera terminado. Había algún que otro autobús urbano, hombres con corbata y mujeres en tacones. No había ni teatros ni luces de neón y hacía demasiado calor para llevar una bufanda tan gorda, o eso me parecía a mí.

Por fin alcancé la boca del Metro, me precipité escaleras abajo y me choqué contra el torno, que un instante después ya había cedido. Me dejé caer hasta el andén, esperé los dos minutos que marcaba el cronómetro, subí a un vagón que ya iba lleno y me empecé a morder las uñas. No iba a llegar a tiempo. Fui mirando el reloj de un señor de esos que van con sombrero, me mordía las uñas, el señor me miraba de reojo, yo sonreía y miraba hacia otro lado, para un microsegundo después volver a tener la mirada fija en esa esfera blanca y plateada.

3 comments:

Beauséant said...

cuenta cuenta.. y mientras te confesaré una cosa: a veces dejo pasar uno de esos metros por el puro gusto de hacerlo, por sentirme superior al resto..

ya ves, una tontería :)

DANI said...

Pero donde ibas mujer de Dios??? ja ja ja

Patricia said...

Podría ser yo. Pero eres tú. Ahí. Y a quien quiero. Te quiero.