Monday, December 29, 2008

Tenía seis años cuando me regalaron el primer cuaderno en blanco.

Para desesperación de mi madre, que no hacía más que poner tijeras de punta redonda entre mis manos, y algún que otro plastidecor.
Tuve las mejores pinturas del colegio, y me las dejé olvidadas en clase.

Aprendí a leer una noche, cuando todavía no sabía todas las letras.

Con catorce y quince años viví pegada a diferentes cuadernos tamaño cuartilla y cuadro grande.

Y ahora, estoy aquí. Sin saber qué decir o cómo hacerlo.

Saturday, December 13, 2008

cuaderno de bitácora

Anoche moví la cama de sitio.
Lo hice para poder leer hasta quedarme dormida, la puse justo al lado del interruptor, de tal manera que la puerta del armario no se podía abrir, y la mesa quedaba inutilizable.
Me quedé dormida leyendo. Esta mañana se me ha hecho raro el ángulo de los rayos de sol en la ventana. Y cuando me he despertado era más pronto de lo que había esperado.
El cielo está azul hoy. Cuando he salido esta mañana de casa he pensado lo bonito que es el sol de invierno, y me he arrepentido de no haber cogido la cámara. No estoy segura de que vaya a haber muchos más días como hoy en lo que queda de invierno, que es todo. He pensado en ir a Ostende. He leído en mi libro, que a veces se congela el Mar del Norte, y dicen que está haciendo más frío del normal. Luego he pensado en Barcelona. No sé por qué, puede que fuera la música que estaba escuchando, o las gaviotas, o las ganas de volver.
He pensado lo bonitas que son las Navidades aquí en el Norte, y que esto parece m´s que nunca un decorado de película. Me he acordado que ayer a la una de la mañana había gente por la calle, con gorros de lana y guantes gordos, y he sonreído. Delante del centro comercial, han puesto un pueblecito de casitas de madera y coníferas forrados de nieve artifical. El suelo de madera se ha helado y se puede jugar a patinar, y en la puerta del centro comercial hay niñas que venden pasteles caseros, creo que serán de algún grupo de Scouts, porque aquí todo el mundo lo es. He buscado como loca una taza que me gustara para Elena, porque se va a vivir a otra casa en enero, y la voy a echar de menos, y alguien ha roto su taza del gato, o se la ha quedado, y creo que se siente desorientada. Como cuando yo pierdo un cuaderno. A Elena le encanta el café en su taza del gato, sentada en el sillón con las piernas cruzadas y su manta de las Olimpiadas de Invierno de Turín. Sí, esa es la imagen que tengo de Elena.
Luego me ha llegado un mensaje. Era algo que me había propuesto, recibir mensajes como ese en francés. Y he sonreído, con un chasquido de labios.
Porque cuando yo me propongo algo...

Thursday, December 04, 2008

Ahora que sé que ya no estás, que no exististe; tonta de mí, sigo buscándote en siluetas ajenas como queriendo demostrar que no es que yo sea ingenua y que la ingenuidad, en cualquier caso no es un defecto.

Que yo en ti nunca he tenido fe, porque la fe ni se ve ni se toca. Y yo te he visto, y más que tocado, me has dado la mano. Qué gilipollez darse la mano.

Te he encontrado en momentos y lugares inadecuados y nunca has sido tú. Hoy, bajando la escalera, te he visto con el pelo rizado y rojizo, sin demasiadas alertas. Pero creo que no me has reconocido.

Puede que ponga un anuncio en el periódico.