Tuesday, April 29, 2008

Fin

Y eso fue lo último que dijo.

Wednesday, April 23, 2008


La cogió entre sus manos con la delicadeza de quien sabe que puede romper el cristal.
Pero nunca creyó que existiera un mundo al otro lado del espejo.

Escuchaba sus historias fascinado, y cuando sonreía era verdad. Pero era esa verdad ingenua de todas las noches de cinco de enero, que se te anuda en el estómago.

Y un día ella, dejó de contar historias.

No quería cuentos que la ayudaran a dormir,
o sueños que le provocaran la necesidad de escribir.

Tampoco sabía si quería,
o solamente mentía como mienten todos los cronómetros.

Monday, April 21, 2008

Vamos con una de verdades

De mí se dicen muchas cosas.
Pero la que es más sincera, es que no sé olvidar.

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*es entonces cuando tengo que reconocer que siempre tendré quince años.

Saturday, April 19, 2008

Me gusta romper un cristal contra la almohada justo antes de acostarme.

Y es que yo nunca podría ser la Princesa del Guisante.

Soy más bien todo lo contrario.

Tuesday, April 15, 2008

Y ahí estaba yo a la puerta del servicio técnico, sin saber si reír o echarme a llorar.
Llorando a carcajadas .



Hay días en que valdría más no salir de la cama

Saturday, April 12, 2008

De todos mis delirios y mis cuentos






Soy un cúmulo de futuros, y algún que otro pasado.
Mis presentes son todos subjuntivos, pero tan efímeros que a penas si aprenden a doler, a clavarse como astillas.








rodar y rodar y rodar y rodar y rodar rodar…

Sunday, April 06, 2008

verosimilitud

Por más que me miro, del derecho y del revés, no encuentro la puerta por la que logra entrar.
Se debe de colar por las rayitas de las persianas, bien de mañana, cuando los que trabajan de noche están todavía encerrados y los que trabajan de día están todavía durmiendo. Cuando la enfermera todavía no ha pasado la primera ronda de termómetros a todos los pacientes.

Entra y es de mañana, y está cansado, así que coge la almohada y se tumba en el suelo. Y se queda dormido.

Entonces, suena el despertador, con cualquier canción, absurda o no, o incluso con el estado del tráfico y el transporte público.
Y me despierto, a veces sobresaltada, a veces con total naturalidad, y lo apago.

Al principio, nunca me noto nada raro, y hago el desayuno, sorprendiéndome de no cortarme en cualquier mano, o de no quemarme la punta de la lengua. Leo el periódico muy por encima. Es entonces cuando descubro su presencia: se despierta.

Y me borra esa absurda sonrisa de ignorante, de ingenua, de feliz, de sin tapujos.
Y me la borra llenándome de dudas, de sueños rotos, de mundanal ruido y de lo que es: de vértigo.
Entonces, el miedo me impide salir a la terraza. Así que la lavadora se queda sin tender, y la ropa se queda arrugada, sin miedo de mostrar su verdadera edad.

Friday, April 04, 2008



yo estuve ahí, aunque no me lo termine de creer.