...
A quien das tu secreto, das tu libertad.
Y todos los silencios que he roto se vengan a un tiempo y yo sola en la frontera del abismo, sobre el abismo, en el abismo.
Te me anudas en los dedos.
Regreso a casa antes de (volver a) besar los labios incorrectos, porque no tengo espacio en la memoria. Y me doy cuenta de todos los lugares conocidos; oscuros e iluminados.
Y tengo para elegir aquí o allí
2 comments:
Empezaste triste, llamando a la soledad, a tus silencios, al borde o encima del mismo abismo.
Pero te recuperaste, evitaste los labios a tiempo y te quedó la elección al final... ¿y que mejor sentimiento de libertad que el de poder elegir?
Tener la elección pero las dudas, a veces lo complicado es la pregunta no la respuesta.
Post a Comment