Wednesday, February 20, 2008

escupitajos

lo malo del veneno de las tarántulas
es que está tan rico,
que no te apetece escupirlo.


Y para cuando lo consigues.
Ya no puedes distinguir entre sueño y realidad.

Y la letargia y la vigilia se confunden, y te conviertes en ese sonámbulo
que la maquinaria estatal pronostica que eres.

Y las noches ya no sirven de refugio a la niñez.

3 comments:

amandine said...

cada una de nuestras palabras se mecen en el tiempo y el espacio y entonces me doy cuenta de como nos vamos enroscando la una en la otra, como un lindo ovillo de lana color malva.
ya formas parte de mi vida, así, de un modo tan sencillo.
cada palabra nos acuna, ves?
siempre hay una nana que pueda curarnos del veneno de aquellos que tras la tela de araña se esconden con hermosas palabras vestidas de Nada.

Y hay ausencias que representan un triunfo...

Hush a bye, little baby... te canto mientras tus ojos ya miran hacia allí, hacia el lugar donde los sueños inventan escenas de teatro y magia. Cuentos bajo la luz de la luna en nuestra ciudad común.
Cuando despiertes, tendrás caballos blancos que corren sobre la verde pradera.
Dont you afraid, my little.

Cada palabra nos acuna...

y los sueños nos sonríen...

Anonymous said...

No todos los picados por un arácnido podemos ser Spiderman, pero… aun sin picadura peliculera… en ocasiones es sugerente-curativo-defensivo no diferenciar entre la realidad del humo y los sueños de asfalto.

Y las noches…las noches se pueden emplear en pintar la luna con el color de tus nubes y en buscar con luciérnagas las letras que vas perdiendo…todas las noches menos la del viernes que toca...

Un beso.

Danelí said...

Con el tiempo uno se vuelve adicto. incluso a ciertas sensaciones, y poco vale saber si son buenas o malas. La idea es sentir (y ni siquiera importa el daño que produce el veneno).

Un beso
muaaac