Tuesday, September 14, 2010

De por qué me gusta Londres

Uno nunca sabe cuántos millones de personas viven en Londres. Uno nunca sabe cuántos millones de turistas hay en Londres.
Me gustan las chimeneas de ladrillo marrón. Y las puertas de colores. Las ventanas grandes, los museos gratis.
Me gustan los parques de Londres, y los bancos con plaquitas en los parques.
Las parejas de viejecitos que dan de comer a las palomas. Aunque no me gustan las palomas. Me gusta que en Trafalgar Square esté prohibido dar de comer a las palomas. Y que el tercer pedestal cambie de escultura periódicamente.
Me gustan las señoras que van a la oficina monísimas y en deportivas. Las casas que tienen un piso por debajo del nivel de la calle, y las flores que salen de las ventanas por debajo del nivel de la calle. Me gustan los locos que hacen huelga por la paz en frente del Parlamento. Y que las sesiones de la Cámara de los Comunes sean como nos las habían contado. Me gusta el color rojo intenso de las cabinas y los buzones, las escaleritas en las casas.
Me gusta saber quién ha vivido en cada casa. Que en el Globe Theatre se sigan representando obras de teatro como en el siglo XVI, y que nada se cancele por la lluvia.
Me gusta que a todo el mundo le dé igual de dónde vienes y cómo vas vestido. Los hombres con corbata y gemelos que viajan en Metro, que las líneas del Metro no tengan número sino nombre, y que el silbato de la Estación no sea una grabación.

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