"No crean que les estoy engañando", continuó. El público permanecía callado. Nos habíamos convertido en eso. Un público, expectante. Yo ya sabía que cuando acabara, habría incluso aplausos. Era un caso perdido.
Justamente perdido. Aquella mujer, rolliza, de tez oscura y ojos más pequeños cada vez, me hizo resucitar a aquel estudiante que empezó Derecho con más convicción que oficio.
"Por aquel entonces él ya estaba malo. Enfermo, quiero decir. No sé, a lo mejor debería haberle prestado más atención, o llamado antes al médico." "¿Cómo sabe Usted que su padre ya estaba enfermo?". "Lo dijeron los médicos".
Un jurado popular puede contradecir lo que han dicho el Fiscal, el informe policial o el equipo de investigación de turno. Pero nunca contradirá a los médicos. Un caso perdido.
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