Monday, February 13, 2012

Tengo cinco minutos optimistas.

Son tiempos grises. Tiempos de miedo y viento gélido. Son tiempos de escalofrío. De no saber qué va a ser de nosotros.

Pero los tiempos pasan, los tiempos cambian. Los tiempos arden en la hoguera. Las ideas quedan, en algún sitio, alguien tiene que tener encerrados a ésos que en otro tiempo llamaron "principios". En alguna esquina recóndita de nuestro subconsciente, son proletarios manchados de grasa y carbón los que cantan "Arriba parias de la tierra". En algún punto, tienen que olvidarse las lógicas de nación y abordar un proyecto común. Todo eso está ahí. No creo que se pueda destruir o enterrar tan fácilmente en medio de objetivos de déficit. Alguien, tropezará con ello en el desván y pensará "Cómo hemos hecho para dejarlo abandonado".

Son tensiones viejas las que nos sacuden. Nada nuevo está pasando. Antes ha habido otras Grecias. Antes ha habido Estados que se declaran en quiebra, y vuelven pujantes al cabo de los años. Ha habido antes hombres trajeados hoy sustituidos por honorables señoras de pelo cano y bolsos caros. Ha habido Consenso de Washington, Club de París. Pero también Foro de Porto Alegre y Ronda de Doha.

Y siempre, hemos acabado saliendo del atolladero. 

2 comments:

Beauséant said...

los estados, las ideas y las modas siempre vuelven como si nada, cierto, pero entre sus colmillos, atrapados en los engranajes o aplastados bajo las ruedas quedan las personas, que son contadas por cientos, miles o millones y, como mucho, consiguen un momnumento que les recuerde, quizás incluso una calle..

y ese, querida mía, es el problema, que somos personas, no modas, ideas o estados, personas, a veces incluso ciudadanos, aunque eso parezca feo de decir.

Paz said...

Y Beauséant se carga mis cinco minutos optimistas en un segundo.