Carboncillo
Camino por los pasillos
Camino por los pasillos
Llevo tres días
ahogando el llanto en rabia.
Con la certeza y el dolor
de tener que agradecer
haber sobrevivido.
Pongo mi voz,
mi cuerpo,
mis entrañas.
Ella, como nosotras,
debería estar aquí.
What makes me so sad
lies in the fact that you didn't
leave me not even with a broken heart.
Viniste,
encendiste
la luz
antes de vencer
te fuiste
dejándome encendida
entre tinieblas.
A día de hoy, momento de ahora, en este lugar
yo, Paz Serra Portilla, mayor de edad
me declaro interdependiente
del suelo que nutre las raíces de mis plantas
y la lucha de los ríos en Guatemala
de los rostros llenos de lágrimas en Las Vegas
y los paraguas en Hong Kong.
De las apicultoras en Kenia
y el campesino en los Andes.
Aunque yo no lo quiera
mi destino depende
del Euribor y el IBEX 35
del mal día de un broker en Wall Street
y el personal de un reactor en Fukushima.
De señores trajeados que se lanzan dogmas como puñales
y no se sientan a hablar.
De la imaginación de los niños
en Maputo
y los mosquitos.
De los cetáceos
y las corrientes oceánicas.
Del cuerpo como campo de batalla
y las pancartas hechas de cartulinas.
De las asambleas en salas de mármol verde
y las calles repletas de gente.
De ellos
y de nosotras.
He tratado de no gastarme
bromas pesadas.
No llenar de piedras mis bolsillos
en el río
ni sellar puertas y ventanas
mientras abro la llave
del gas.
He llegado hasta aquí visiblemente
desdibujada.
Camino absorta en la belleza
de las flores
y lo anodino de las nubes color plomo.
Voy a quedarme despierta
y sentir cómo me sientan
los veintinueve.
El prefacio
2006, Oaxaca.
La Historia
Lucio Cabañas
contra Guerrero.
Mi lengua tropezándose en la T
Popocátepetl
y una serpiente
se queda sin plumas
en una cicatriz que habla de
mentira
pobreza
injusticia
y un camión cargado
de gente y de gallinas
que a duras penas logra
no precipitarse
entre los campos
de amapolas
que tantas muertes oscuras
alimentan como abono
y en los pueblos
las madres siguen
buscando a los chicos
y sólo encuentran
plumas de Quetzalcóatl
43 vidas en el laberinto
del que emergen
mil muertes a cada paso