Friday, June 15, 2007

aunque no sea cierto

"- ¿Un amor perfecto?
- ¡No, hombre! No pido tanto. Lo que quiero es simple egoísmo. Un egoísmo perfecto. Por ejemplo: te digo que quiero un pastel de fresa, y entonces tú lo dejas todo y vas a comprármelo. Vuelves jadeando y me lo ofreces. 'Toma, Midori. Tu pastel de fresa', me dices. Y yo te suelto: '¡Ya se me han quitado las ganas de comérmelo!'. Y lo arrojo por la ventana. eso es lo que yo quiero.
[…]
-Sí. Y yo quiero que mi novio me diga lo siguiente: 'Ha sido culpa mía. Tendría que haber supuesto que se te quitarían las ganas de comer pastel de fresa. Soy un estúpido. Iré a comprarte otra cosa para que me perdones. ¿Qué te apetece? ¿Mousse de chocolate? ¿Tarta de queso?'. "







Watnabe tiene razón.

6 comments:

Alice ya no vive aquí said...

Yo me conformaría con que alguien fuera capaz en un momento dado de concederme ese capricho, y que fuera comprensivo para entender que pudiera a veces también cambiar de opinión. Lo demás además de un abuso sería como tener un esclavo, y eso no es amor (o al menos para mi)

Claro que, ¿acaso no es el amor algo tan diferente como personas lo viven y sienten?

Un abrazo

erMoya said...

Creo que es muy triste ver el amor como un acto de egocentrismo. Siempre he pensado que hay que dar para poder recoger; ofrecer antes que exigir...
Sin embargo, he dado tanto y he recibido tan poco (nada, para ser exactos) que me hace duda si debería pensar como el personaje del texto...

Saludos

PD: no se porqué se me acaba de venir una canción de metallica a la cabeza..."sad but true" :S

Joan Torres said...

Imagino que todo eso, de bajo en calorías, nada de nada, ¿no?

DANI said...

NO somos de nadie, sencillamente somos.

besos

botas de agua said...

yo me pido el egoísmo altruista de ser feliz haciéndole ser feliz.

amandine said...

terminé de leer Tokio Blues hace unos meses.
Si te soy sincera, me lo había comprado el año pasado por estas fechas y al empezarlo no pude seguir.
La historia me podía.
Fue en febrero cuando una tarde, escuchando a los Beatles, sonó Norwegian wood.
Y me acordé del libro.

cuando lo cerré al llegar a la última frase descubrí porque hasta entonces no había podido leerlo.

Hay amores que matan. Otros, sin más, deben dejarse morir. Y cuando menos lo esperas, redescubres que el único amor que permanece es ese que tú generas.
Cuando quieras tarta de fresas, mi niña...hazlo saber...


a blue's kiss
dreams in tokio.