Saturday, September 22, 2007

lugar de encuentro

La luz cae, perpendicular
Perpendicular que le llevaría a su último destino. Después de todo el día caminando por las calles, estaba agotado, le arrastraban los pies. Al pasar por los restaurantes de comida para llevar, soñaba con llegar a casa y ponerse sus zapatillas.
Cordones con nudos, pecho con nudos; cuerpo anudado
Anudado y le oprimía el cuello. Tomó el autobús en la plaza, y tuvo suerte, porque esa tarde no había demasiada gente. Llegó a casa un cuarto de hora antes de lo previsto, y pudo ver a su primo en la televisión, vendiendo joyas por catálogo. No se atrevió a juzgarlo, al fin y al cabo, seguro que gastaba menos dinero que él en zapatos, y podía viajar. Volvió la vista para observar todas las postales en la pared. Todos los lugares a donde no había ido, señalados cuidadosamente en el mapamundi
Y sólo allí cabe la distancia: babel
Babel le parecía sin duda el lugar más maravilloso de entre todos los imaginables. Con su forma de espiral, y las gentes con sus lenguas, entendiéndose siempre. No como ahora, no. El periódico de hacía tres días seguía encima de la mesa, con sus noticias cargadas de morbo y fatalidad, sin apenas ofrecer alternativas, como si no quedaran soñadores ahora que habían pasado 30 años del flower power, y a pesar de todo, volvió a pensar en el gesto amable de la tendera de la esquina.
Donde siempre el encuentro es posible
Posible que si se daba prisa, llegara a tiempo. Tenía ganas de salir, de notar los efectos de la lluvia en la ciudad. Agarró la chaqueta sin pensárselo dos veces, y puso dirección al bar de siempre, o mejor dicho, de antes. Las caras habían cambiado, pero todo seguía igual, las mimas sillas de segunda mano, la misma luz amable y agradecida, la misma música al volumen perfecto para la buena conversación
Para decir, para ver, para callar
Callar. Así que se marchó, sin tan siquiera tener que mirar el reloj. Y regresó por las mismas calles mojadas, con el paso un poco más cansado, pero mucho más alegre, y la ciudad le regaló unas cuantas estrellas y una luna llena. Y es que , por más que pasaran los años, por más que su trabajo le pareciera aburrido, él, tenía alma de soñador, y eso era algo que la gente no parecía entender.








*post surgido del aburrimiento otoñal del Norte y la astenia primaveral del Sur. Del encuentro entre palabras, de la reinvención de las reglas. de los juegos. ¡Qué exquisito este cadáver!
Gracias, Dan

9 comments:

Adrià said...

Y dices que 19 años...
Anda ya!

Si es así aún hay mucho por leer.

Anonymous said...

Pues, como le dije a Danelí:

Debe resultar una experiencia maravillosa sumergir las manos en ese lugar de encuentro, en el que la luz cae perpendicular, y encontrar que las historias se escriben entre las líneas del destino…de la vida…”para decir, para ver, para callar”.

Y después “regresar por esas calles mojadas” donde los charcos son siembra y el humo de las chimeneas se despereza después del sueño incandescente de los últimos meses.

¿Y este post surgió del aburrimiento?... ¿Que seréis capaces de hilar entre ambas cuando el cadáver sea un vivo y esa astenia…adrenalina?


Un beso para esa primera persona que desde luego es muy “singular”

distante.espejo said...

sabes qué creo? que todos, a la vuelta del trabajo o del colegio, más si no hemos comido, tenemos un tapón en el alma, y no podemos apreciar nada, somos masas inertes avanzando por las calles.

pero no entiendo porqué él va al bar y se siente más cómodo, porque le quita el polvo a la memoria? no sé.
él debería viajar o vivir en zapatillas.
muuuá

.JL. en los afelios said...

Tan bonito como tu.

sobresaliente.jeje

Irene said...

Has dibujado una sonrisa en mi cara =)
Hoy en día el mundo no entiende de soñadores, de almas rellenas de lluvia o de relojes parados.

Me gusta mucho.

muaac

la chica pirata said...

Olor a lluvia... Me encanta!

Gracias por visitarme!
Un besazo muy pirata =P

Adrià said...

Lo pone en tu perfil, no creas que tengo una bola de cristal.

amandine said...

conocí una vez a un chico así...

...soñador casual
de sonrisa perpendicular.



besos de lluvia soñada y otoñal...

Alice ya no vive aquí said...

Creo que son precisamente esos soñadores de sonrisa perenne, aunque intermitente, los que permiten que la ilusión no muera, aunque se desgaste.