Thursday, August 28, 2008

Pero Traxímaco nunca conoció a su abuelo, ya en la vejez solía repetir (como ya hubiera hecho en su juventud) que de haberlo conocido, habría sido arquitecto. Sin embargo, fue un chaval de pueblo como cualquier otro, con un apellido repetido en cada esquina y bocadillo de chorizo a las cinco de la tarde si el año era bueno. Y es que Traxímaco nació cuando los felices años veinte ya habían dado paso a los oscuros años treinta casi sin avisar, probablemente concebido en una de las fiestas populares que proclamaron la república. Los temerosos años treinta lo habían llenado de historias fantasiosas basadas en hechos reales, dignas del mejor abuelo con mecedora en una tarde de lluvia.

2 comments:

Dani said...

Feliz día para ti también.

Besos

Tristancio said...

Al más puro estilo "latinoamericano peninsular"... bonito, por lo demás.

Abrazo.-