Antisistema
Debrecen, principios de milenio.
Hemos subido tú y yo al tranvía y no hemos pagado ni medio florín. Vamos a un concierto en el conservatorio, envueltos en bufandas de colores.
La ciudad sigue siendo perfectamente limpia.
Y sigue haciendo frío. Y yo leo mi libro que no hay quien pueda acabar,
pensando en un futuro, que no sé si será mío si quiera.
El tranvía frena con violencia,
y un policía municipal impúdicamente rubio sube y hace bajar a dos indigentes.
A nosotros nos da las buenas tardes.
y yo pienso en la imposibilidad de darle la vuelta al patrón de hegemonía. Y en las veces que me ha tocado estar abajo, en las veces que me han echado del tranvía, que he perdido la condición de persona, de sujeto de derechos. Y me da igual que sea imposible, porque habrá que intentarlo por lo menos.
1 comment:
ya, la vida es rara
da vueltas y es injusta muchas veces con menos lo merece
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