Sunday, September 26, 2010

Conversaciones con mi tío

No quiero ofender a nadie, pero las naciones son una invención como cualquier otra. Una invención muy útil, con sus más y sus menos, como todas. La nación la hace el hombre, y es lo que el hombre hace con ella (que diría Drexler). Existe la necesidad innata de saberte parte de algo, de ser de un grupo. Y qué cosas, que cuando surgieron los nacionalismos, allá por el siglo XIX era el momento de fortalecer al Estado. Y entonces, varios genios de la Ciencia Política (que con todos mis respetos no es Ciencia ni es nada) dijeron aquello de que cada Nación un Estado, paralelamente a  un hombre, un voto. Y surgieron los Estados Nacionales. Y asistimos a las Unificaciones, y todo aquello. Y la Historia empezó a ser impartida en todos los colegios, y hubo por primera vez lenguas oficiales y lenguas prohibidas.
Lo que tienen las naciones es que uno no las puede desinventar. Como no se puede desinventar la bomba atómica. No puedo pensar en nada más absurdo que querer prohibir una nación. Así que yo propongo lo siguiente: asumir que pueden existir Estados plurinacionales.

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